Nací en Córdoba en una familia numerosa y feliz. Mis padres, Graciela y Enrique, junto con mis hermanos y primos, compartíamos la vida en la casa de mi abuela. Mi infancia se marcó por el legado de trabajo y superación de mis abuelos.
Mis años escolares fueron en la Escuela García Faure, donde conocí a amigas inseparables. En la Universidad Católica de Córdoba, estudié Contador Público y forjé amistades duraderas. La importancia de la amistad se convirtió en un valor fundamental.
Inicié mi carrera profesional como pasante en un estudio contable-impositivo, llevando a la práctica mis conocimientos universitarios. Esta experiencia marcó el comienzo de mi trayectoria laboral.
Me gradué como Contadora, logrando rendir todas las materias en diciembre como sorpresa para mis padres, especialmente para mi madre, que luchaba contra el cáncer. Fue un momento de felicidad en medio de la adversidad.
Ingresé al Magister en Administración de Empresas para mejorar procesos y estrategias. La experiencia desafiante me conectó con ejecutivos destacados y profesores de alto nivel.
En medio del caos argentino, recibí la oportunidad de realizar una maestría en 'Gestión de Empresas Familiares' en Barcelona. Descubrí soluciones y fórmulas de longevidad empresarial de expertos internacionales.
A pesar de las ofertas laborales en el extranjero, opté por regresar a Argentina, llevando soluciones a las empresas familiares.
Retomé mi pasión por las empresas familiares, dando clases en la facultad y continuando mi trabajo con PYMES, enfocándome en la armonía familiar y la profesionalización.
En un seminario internacional en Lima, conocí a Elsa Ribbert, quien se convirtió en mi socia y gran amiga. Impulsada por el profesor Horacio Melendez, decidí iniciar el doctorado y trazar mi hoja de ruta académica.
Inicié la formación en coaching, enfrentando la pérdida de mi madre. El coaching me enseñó a ver la vida con otros lentes y a transmitir a las familias empresarias la importancia de enfocarse en lo positivo y construir un legado más grande.
Me uní al equipo de investigación dirigido por la decana Teresa Olivi para estudiar empresas familiares, aportando rigor científico al fenómeno a través de estudios profundos y participación en eventos nacionales e internacionales.
Dirigí el recién fundado Centro de Empresas de Familia de la Universidad Católica de Córdoba, logrando un impacto significativo en la región al colaborar con colegas, miembros de la cátedra y empresarios familiares.
Defendí mi tesis doctoral sobre los protocolos familiares como instrumento de planificación estratégica, obteniendo una calificación destacada y contribuyendo a la gobernabilidad de la familia y la empresa.
Lanzamiento de mi primer libro, 'Protocolos en empresas de Familia', publicado por la editorial Grupo Unión de España en formato papel y digital.
Me uní a la Universidad Católica Argentina como directora del Centro de Familia Empresaria, cerrando un ciclo de siete años en el Centro de Empresas de Familia en la Universidad Católica de Córdoba.
Comencé un camino apasionante en la UCA, llevando consigo el legado de mis ancestros y creyendo en las familias empresarias como motores de cambio para una sociedad más justa. Creo en la profesionalización, la convivencia intergeneracional, y mi pasión como motor para crear valor y acompañar a las familias empresarias en modelos de transformación.
Desde Miami, me involucro en una amplia gama de actividades que me permiten conectar Latinoamérica con el escenario global. Mi enfoque en consultoría, academia e investigación tiene el propósito de aportar valor a las familias empresarias y fomentar un cambio significativo en la humanidad, celebrando la riqueza cultural y el potencial ilimitado de nuestra región.
Había una vez un escritor que vivía a orillas del mar; en una enorme playa virgen, donde tenía una casita y pasaba temporadas escribiendo y buscando inspiración para su libro. Era un hombre inteligente y culto y con sensibilidad acerca de las cosas importantes de la vida.Una mañana mientras paseaba a orillas del océano vio a lo lejos una figura que se movía de manera extraña como si estuviera bailando. Al acercarse vio que era un muchacho que se dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra vez al mar.El hombre le preguntó al joven qué estaba haciendo. Este le contestó:- Recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar; la marea ha bajado demasiado y muchas morirán. Dijo entonces el escritor: Pero esto que haces no tiene sentido, primero es su destino, morirán y serán alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa, nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas. El joven miró fijamente al escritor, cogió una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó: – Para ésta… sí tiene sentido. El escritor se marchó un tanto desconcertado, no podía explicarse una conducta así. Esa tarde no tuvo inspiración para escribir y en la noche no durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas.A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar estrellas.